martes, 17 de marzo de 2009

Regresaste a mi vida
cuando menos lo esperaba
me dijiste, no peleemos
por lo menos, dos semanas.

Guardé silencio, no dije nada,
supuse que quedaba claro
que tu nombre
ya no significaba nada
que tus besos,
los perdí en una maleta
camino a Francia
y el vaivén que provocan tus caderas
no provocan el desvío de mi mirada.

Te quise en su momento
como un loco no lo niego
y aquel invierno gris,
se volvió primavera un tiempo.
Juez y parte al fin de cuentas,
no verdugo, juez y parte.

Maquíllate, ponte guapa,
hazme caso, no me busques
me gustan mas las caderas
que el rojo de los corazones.

Deja ya la autoridad
y tus berrinches de instituto
ya no pinto en nada en esta historia
solo soy un nuevo mentiroso
y tu crees que con engaños
te buscaré entre tu falda
mala suerte, ya he aprendido
Y ya lo dice Luis Alberto,
el premio a un engaño:
Es el olvido

No hay comentarios: