lunes, 29 de septiembre de 2014

Buenas tardes, soy Camilo, por muchos años mi tiempo era solamente para ir vagabundeando entre cuerpos, sábanas, países, ciudades y corazones hasta conocer más de la magia de vivir. Hace unos años quemé las naves, decidí perderme en mi mismo. Volver al eterno retorno de lo sagrado, aprender del silencio, dejar los libros olvidados hasta que la humedad les afectara como a mi la tristeza. Hojas y sueños se endurecieron, se llenaron de moho, costaba lo mismo darle vuelta a la hoja como a mi estancia en esta ciudad, pero nada es eterno  y llegó el momento de cortar árboles, de preparar una barca, de sacudir mis libros, mis viejos cuadernos y volver a hacer tinta.

Me desperté tan temprano que el sol seguía dormido, me dolía el corazón y la cabeza por la falta de uso, le quité delicadamente la tierra a mis viejos libros, hice un nuevo cuaderno y afilé el carbón. Tiré la poesía que se había comido el tiempo y grité tan duro que las aves se alzaron en vuelo. Me corté la barba y preparé lo necesario para la aventura. Llevo todo el día moviendo los dedos, se me olvidó como se escribe. Iniciamos el viaje.

https://www.youtube.com/watch?v=Okqdh9l64aU

1 comentario:

the lines on my face dijo...

muy bien, gusto en conocerte Camilo (jaja) a mover las manos y dejar fluír la materia gris como grafito en la hoja